viernes, 3 de diciembre de 2010


Con nuestros ojos podemos ver todo,
salvo a nosotros mismos.
Para eso necesitamos un espejo,
o alguien que nos espeje.

Un espejo puede ser otra persona,
una palabra, un libro, una canción.
Todo aquello que nos refleje.

Pero hace falta mucho coraje para mirarse
al espejo y aceptar lo que vemos.
Porque eso, nos guste o no, es lo que somos.